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Resumen
Siempre que deseamos reforzar una cosa la naturalizamos. En el caso de los libaneses en México, es su aureola de poder, fama y dinero aquello que la sociedad naturaliza. La percepción por parte de la sociedad mexicana respecto al elitismo social de los libaneses nos muestra un conjunto de rasgos genéricos, donde los términos medios no aparecen (el libanés pobre o marginado). El libanés fue, desde su llegada a México, agente activo de la construcción de su identidad. Y a pesar de que los tropos familiares acerca de los libaneses estén históricamente constituidos, tales metadiscursos son transgredidos a través de los emergentes momentos performativos de la vida cotidiana. El libanés, como cualquier otro sujeto, maneja su identidad en función de los contextos relacionales. Del anonimato a la exhibición identitaria todo es posible.