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Resumen
La enfermedad es una de las condiciones de existencia de nuestra especie: los humanos no podemos escapar a los límites de nuestro basamento biológico. Pero los problemas de salud con los que la población lidia en cada época de su historia, no surgen de la nada. Tampoco son el resultado del simple desarrollo natural e ineludible de los acontecimientos.
La epidemiología plantea que las enfermedades son el resultado de complejas interacciones entre las características innatas de las personas, genéticamente determinadas, y las condiciones del entorno ambiental en el que transcurre su vida. La epidemiología social ha reunido suficiente evidencia para mostrar que la configuración de los perfiles de daños a la salud de las poblaciones es extremadamente sensible a las características de cada sociedad, y a la ubicación que en ella tienen sus integrantes.
Pero las perspectivas epidemiológicas más críticas nos han ayudado a comprender que no basta con admitir que los problemas de salud de las poblaciones humanas guardan una estrecha relación con el mundo en el que transcurre su vida, para cambiar los graves efectos que en ello tienen las ‘elecciones’ que como civilización hemos hecho. Para lograrlo haría falta algo mucho más radical: movernos, como civilización, en una nueva dirección. Sólo que dilucidar cuál es esa dirección no resulta sencillo. ¿Hacia dónde tendríamos que dirigirnos en la búsqueda de mejores condiciones para la salud?. Una pregunta así no podría responderse sin considerar la abrumadora complejidad del mundo del cual forman parte los fenómenos a cuya comprensión pretendemos acercarnos. Pero tampoco encontraría respuestas posibles si abdicáramos de nuestra capacidad para imaginar otro orden de cosas, para desear un mundo distinto y para trabajar en su construcción.
Citas
2. Martínez C. 2015. El compromiso interpretativo: un aspecto ineludible en la investigación cualitativa. Revista Facultad Nacional de Salud Pública 2015: 33(1): S58-S66.