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Resumen
La cárcel es mucho más que una estructura, la cárcel es un espacio social que se nutre de hechos y eventos que acaecen dentro y fuera de ella.
En este sentido, más que una pequeña sociedad dentro de otra con dinámicas y preceptos propios —como lo plantea Sykes—, la cárcel conviene pensarla
—siguiendo a Darío Melossi—, como la radicalización de lo externo, como la sobre presurización de la sociedad durkhemiana, donde los mismos preceptos y valores que allí operan, son reconceptualizados por medio de un relativismo cultural que genera así un campus sui géneris, donde diversos capitales sociales (pero sobre todo el capital delictivo, que podemos definir como el acervo de conductas valoradas dentro de la subcultura carcelaria), entran en disputa por la prominencia y la jerarquía a nivel de pares. Valiéndonos de las esferas de Sloterdijk, la prisión sería entonces una burbuja más de la espuma (sociedad), pero una burbuja expuesta a mayor presión.