PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA ELABORACIÓN DE INDICADORES PARA LA EVALUACIÓN DE LA GESTIÓN AMBIENTAL SOSTENIBLE

 

José-Luis Márquez-Escárcega1

 

Recibido el 9 de septiembre de 2015, aprobado el 30 de mayo de 2016 y actualizado el actualizado 21 de julio de 2017

 

DOI: 10.17151/luaz.2017.45.13

 

Resumen:

 

El presente artículo tiene como propósito mostrar cómo es posible rescatar el uso de la técnica, para colocarla al servicio de la ciudadanía. Se trata de mostrar que los ciudadanos puedan diseñar y aplicar instrumentos que permitan evaluar el desarrollo sostenible en la operación de servicios públicos, garantizando que se indague y evalué lo que a ellos les preocupa y afecta. Se pretende presentar una visión que permita romper la inercia donde el instrumento es más valioso que la población la cual será la directamente afectada por los resultados que arroje dicho instrumento.

 

La investigación se apoya en un diseño participativo, que utiliza la encuesta como pretexto para generar participación en la generación de indicadores para la evaluación de la gestión ambiental sostenible. Se presentan los resultados, comparando los indicadores generales versus indicadores elaborados y aplicados por un grupo de ciudadanos. Como conclusión general se afirma que, aunque los problemas de una comunidad puedan ser considerados como técnicos, descansan en las creencias, experiencias y aprendizajes humanos por lo que el conocimiento de la ciudadanía debe ser tomado en cuenta cuando se trata de evaluar, para nuestro caso, el impacto de la gestión ambiental.

 

Palabras clave: sostenibilidad, indicadores, participación ciudadana, servicios públicos, instrumentos.

 

CITIZEN PARTICIPATION IN THE DESIGN OF INDICATORS FOR THE EVALUATION OF SUSTAINABLE ENVIRONMENTAL MANAGEMENT

 

Abstract:

 

This article aims to show how it is possible to rescue the use of the technique to place it at the service of citizens. The goal is to show that citizens can design and apply instruments that allow the evaluation of sustainable development in the operation of public services, thus guaranteeing that they investigate and evaluate what concerns and affects them. It is intended to present a vision that allows breaking the inertia where the instrument is more valuable than the population which will be directly affected by the results that the instrument throws. 

The research is supported by a participatory design that uses the survey as a pretext to generate participation in the design of indicators for the evaluation of sustainable environmental management. The results are presented comparing the general indicators versus indicators developed and applied by a group of citizens. As a general conclusion, it is stated that, although the problems of a community can be considered as technical, they rest on beliefs, experiences and human learning, so that knowledge of citizenship must be taken into consideration when evaluating, for this case, the impact of environmental management.

 

Key Words 

 

Sustainability, indicators, citizens participation, public services, instruments.

 


 

 

Introducción

 

Se dice que lo que es de todos no es de nadie, esta afirmación popular encierra una serie de prácticas de abandono de lo público y de lo comunitario (Farrel, 1995). Una sociedad que pierde su esencia al privilegiar la propiedad individual sobre los intereses de una comunidad; una sociedad que abandona aquello que no le retribuye a algunos de sus miembros una ganancia directa, termina siendo una sociedad que deja a las circunstancias lo que ocurre con los espacios de todos. Este problema acrecienta la desigualdad económica, la inequidad social y al deterioro de lo natural. Es indispensable que las comunidades construyan por sí mismas, sin imposiciones de visiones técnicas ajenas o de intereses de grupos económicos y políticos, sus formas de evaluación que vaya más allá del rumor o del reconocimiento de algo que simplemente ocurre y lo transformen en evaluaciones que respondan a criterios fortalecidos por la técnica, pero que esta no sustituya el sentido humano de lo que ocurre, sino que cumpla el papel de avisar qué pasa, para que la propia comunidad intervenga.

 

Lamentablemente, muchas de las actividades que se fundamentan en criterios puramente técnicos han mostrado una gran debilidad para comprender que el desarrollo es desigual y compartido y que a problemáticas desiguales, deben existir respuestas desiguales. Ante estos problemas, que se pueden resumir en el encuentro entre la indiferencia para atender la sostenibilidad de lo común y el cumplimiento hueco de estándares, es necesario democratizar y lograr la participación de la ciudadanía en la elaboración de indicadores que respondan eficientemente en retratar lo que ocurre con el desarrollo desde una gestión ambiental sostenible, que permita a corto plazo elaborar una planeación estratégica ambiental (Ivars, 2001; Red de Desarrollo Sostenible de Colombia, s.f). El problema de fondo no radica en el tipo de gestión que se lleva a cabo, sino hasta donde será posible involucrar al mayor número de ciudadanos en el inventario y diagnóstico de las acciones de gestión, para elaborar indicadores que realmente la población haga suyos.

 

En el mundo actual la utilización de indicadores de desempeño está cada vez más presente en diversas situaciones y ámbitos (Bascuñán, Walker & Mastrantonio, 2009; ONU, 2007). Así mismo, la regulación para su aplicación y validación son   rigurosos y específicas, partiendo del criterio de que un indicador debe presentar un panorama cierto y válido (Armijo, 2008; Bascuñán, Walker & Mastrantonio, 2009). Sin embargo, esta especialización excluye de participar e involucrarse activa y decididamente a la población que vivirá las acciones que se desprendan de los resultados arrojados por los mencionados indicadores. Se parte de la afirmación de que los ciudadanos en general no cuentan con los conocimientos, ni con las herramientas para el diseño técnico de un indicador, con lo cual las propuestas que pudieran realizar serían subjetivas y sin sustento técnico. Por supuesto que el rigor que supone un diseño y ejecución que posee una empresa especializada de acuerdo con normas estandarizadas y certificadas, no se puede encontrar en un grupo de ciudadanos que solo señalan, aparentemente, de manera arbitraria, sus observaciones sobre las deficiencias en los servicios públicos o sobre su calidad de vida. Con todo lo dicho, esta investigación propone que es posible que un grupo de ciudadanos puedan diseñar indicadores para evaluar el desarrollo sostenible de su ciudad; que sus observaciones tienen fundamentos en la práctica, la experiencia y las relaciones que se establecen entre población y autoridades; sin olvidar, por supuesto, la existencia de grupos de interés que afectan dichas relaciones. Desde este panorama se toma en cuenta la participación ciudadana como vía para vivir la democracia (Cunilí, 1991; PGN, 2007). Se trata de hacer efectiva la posibilidad de poner en práctica los mecanismos de participación en la toma de decisiones y la resolución de los problemas que afectan el bien común (Rodríguez, 2008; Banco de la República, 2015).

 

Como es fácil advertir, la propuesta se enmarca en la generación de indicadores con la participación de la comunidad. Hoy por hoy se puede encontrar en la literatura académica y en diversos medios informativos, afirmaciones e indicadores de todo tipo: con respecto al estado del mundo, de las ciudades, de los ciudadanos, entre otros; con la contundencia de estar fundamentadas en los más diversos índices de desarrollo: humano, ambiental, económicos, de felicidad, de pobreza, de belleza y decenas más (Quiroga, 2007). Cada índice pretende ofrecer información confiable sobre el estado que guarda la situación presentada y que debería servir para la elaboración de descripciones y diagnósticos, elaboración de políticas y prácticas públicas, privadas y sociales; y para la toma de decisiones (Quiroga, 2007; Bascuñán, Walker & Mastrantonio, 2009). Como se puede observar, el papel de los índices e indicadores aparece como sumamente importante. Los ciudadanos vivimos de acuerdo con las decisiones, planes y acciones que muchas autoridades toman de acuerdo con índices, indicadores y estudios que se llevan a cabo, y de los cuales la ciudadanía solo se entera ocasionalmente, ya que la mayoría de las veces termina siendo un conocimiento exclusivo de dirigentes y autoridades.

 

Originalmente, los indicadores surgen como un recurso técnico que permite obtener información lo más exacta posible sobre una situación que afecta o puede llegar a impactar a una organización o sociedad y tomar las mejores decisiones de precaución o atención, así como saber si lo previsto o planeado se cumple (Pfenniger, 2004). El Departamento Administrativo de Estadísticas de Colombia (DANE, 2005, en ONUDC, 2014) los define como: una expresión cualitativa o cuantitativa observable, que permite describir características, comportamientos o fenómenos de la realidad a través de la evolución de una variable o el establecimiento de una relación entre variables, la que comparada con periodos anteriores o bien frente a una meta o compromiso, permite evaluar el desempeño y su evolución en el tiempo (Tiana, 1997; Pfenniger, 2004; ONU, 2007; Armijo, 2008). Sin embargo, cada vez más se vuelven exclusivos y en el mejor de los casos trascienden anecdóticamente a la sociedad. Por lo anotado, es fundamental recuperar el papel protagónico que le corresponde a los ciudadanos en la determinación de falencias y virtudes de la administración pública de su ciudad. 

 

Podemos encontrar diferentes ejemplos, aunque con rasgos comunes, de cierta participación de los ciudadanos en la valoración de las acciones de las autoridades y en la toma de decisiones con respecto a las ciudades: México D.F., Córdoba en Argentina y la propuesta Better Life de la Unión Europea. En la ciudad de México se aplican indicadores que buscan sobre todo que la ciudadanía evalúe las acciones de las autoridades; en la ciudad de Córdoba, un grupo de ciudadanos propone el control de las acciones de gobierno, por medio de indicadores; y la Unión Europea parte de que sean los ciudadanos los que propongan a qué actividades se debe dar énfasis en los planes de gobierno (Perero Van Hove, s. f.).

 

Como ya dijimos, en el caso de la investigación realizada, se constituyó un grupo de ciudadanos a los cuales se les dio información sobre aspectos a tomar en cuenta para evaluar el desarrollo sostenible en su municipio, y con base en esto, propusieron indicadores que fueron aplicados y que son el punto central en esta investigación. Un aspecto ineludible fue el pensar las acciones desde la comprensión y el encuentro con el desarrollo sostenible (Novo & Zaragoza, 2006; Gálvez, 2011).

 

El contexto de la investigación

El estudio se desarrolló en el municipio de Malambo, ubicado en el departamento del Atlántico. Es una población con 486 años de historia, que debe su nombre al cacique Pedro Malambo, quien tomó su nombre de los árboles que abundaban en la región Caribe colombiana. Los primeros pobladores de estas tierras fueron los indios mocaná. El sitio de Malambo fue descubierto por un grupo de españoles en 1529 comandados por Jerónimo de Melo. En 1857 es elevado a distrito municipal, pero 28 años más tarde desciende a la categoría de corregimiento. Por medio de la ordenanza 024 de abril 24 de 1912 fue erigido municipio. Es uno de los cuatro municipios que forman el área metropolitana de Barranquilla. Se localiza a 24 kilómetros de la capital del departamento, con una población de aproximadamente 184000 habitantes en su cabecera urbana (Gobernación del Atlántico, 2015). Actualmente padece una serie de impactos positivos y negativos que imponen los cambios que la región está sufriendo a raíz de las expectativas que trae consigo el acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos de Norteamérica. Dichos impactos nos hablan de contaminación, cambios del uso del suelo, cambios de vocación de ríos y lagunas; construcciones de bodegas que han afectado espacios verdes e incluso humedales. No obstante, a pesar de este “desarrollo” la situación de la mayoría de la población no ha mejorado profundamente (Nullvalue, 1999).

 


 

 

Materiales y métodos

 

La necesidad de conocer qué está pasando en la situación de vida de los ciudadanos en relación con los servicios facilitados directa o indirectamente por los entes gubernamentales y conocer si estos se ajustan a un modelo de desarrollo sostenible, es uno de los propósitos de esta investigación. El segundo propósito es comprender desde qué ángulos la ciudadanía reflexiona y evalúa dichos servicios, y por último, realizar el ejercicio donde un grupo de ciudadanos elaborara un número de indicadores que permitieran adentrarse en el estado del desarrollo sostenible en su municipio. Para llevar a cabo esta indagación fue necesario diseñar y aplicar encuestas, así como poner en marcha círculos de información y reflexión con ciudadanos de los más diversos orígenes y ocupaciones. La investigación se realizó a través de un conjunto de actividades distribuidas en cinco tiempos:

 

Primer tiempo. Se realizó un estudio documental sobre los municipios cercanos a la capital del departamento, con la finalidad de seleccionar el que sería intervenido. Tres fueron los criterios utilizados para la selección del municipio a intervenir. El primero tuvo que ver con el crecimiento y con la urbanización, ya que esto supone una mayor respuesta a exigencias de integración negociada con los colindantes y a su vez, un mayor control de los impactos a áreas comunes, dado el necesario deslinde de responsabilidades políticas y administrativas. Es decir, muchas decisiones que se toman por parte de las autoridades municipales están sujetas a lo que ocurre en su entorno: la forma en que se articula el desarrollo está, en parte, sujeta a las experiencias y relaciones con los municipios vecinos, dado el proceso lento, pero seguro, de integración. El segundo criterio fue el número de habitantes y la densidad de construcciones en el municipio, dado que esto tiene una estrecha relación con las exigencias a que son sometidos los proveedores de servicios y que a su vez impacta la calidad de vida de la ciudadanía. Como se sabe, el crecimiento de una ciudad no es homogéneo. Está sujeto a disposición de territorio, decisiones políticas y hasta la presencia y fuerza de la corrupción y otras formas de ilegalidad; sin dejar de lado la presión que ejerce el desarrollo de la región sobre los planes territoriales por la instalación de industrias y la llegada de nuevos pobladores, sean cercanos o desplazados políticos, económico o ambientales del resto del país. Todas estas condiciones, así como el cambio de vocación de la zona, de agrícola a comercial-industrial, permiten que la valoración sobre los servicios recibidos y el impacto de estos en el bienestar de la ciudadanía y de región misma presente.  El tercer criterio fue el tipo de problemas de sostenibilidad existentes, desde el cual encontramos dificultades que abordan lo ambiental, económico y social: problemática con cuerpos de agua, con humedales, zonas agrícolas y de parques, que se han traducido en la falta de trabajo para pescadores y campesinos provocando un rediseño de las actividades económicas predominantes (Miranda, 2013).

 

Segundo tiempo. Se estableció el diseño y la aplicación de una encuesta diagnóstica que permitió obtener información sobre nueve indicadores preestablecidos especialmente sobre servicios públicos. Los resultados de dicha encuesta sirvieron como punto de partida para la reflexión del grupo de ciudadanos.

 

La encuesta se aplicó de manera aleatoria. Se trató de una encuesta con nueve reactivos relacionados directamente con los servicios que reciben los ciudadanos, cada uno con cuatro opciones de respuestas cerradas: excelente, bueno, regular y malo. En el momento de la aplicación no se dio ninguna información al encuestado, quedando la respuesta sobre lo solicitado a criterio de ellos. No se le solicitó a los encuestados ninguna aclaración del porqué de su respuesta, registrando simplemente su percepción de acuerdo con su imaginario. Se aplicó un total de mil encuestas.

 

Tercer tiempo. Se organizó una reunión con un grupo de ciudadanos del municipio, realizada en las instalaciones de la alcaldía, con la asistencia de trece personas, de veinte invitadas. Entre los participantes se encontraban profesores, pescadores, comerciantes, amas de casa, secretarias, funcionarios públicos y jubilados. La reunión tuvo una duración de cuatro horas, de las cuales la primera se dedicó a exponer los resultados de la encuesta realizada en el segundo tiempo. Otros cuarenta minutos fueron utilizados para exponer los criterios mínimos a tener en cuenta para elaborar un indicador; el resto del tiempo fue utilizado para que los participantes diseñaran una nueva encuesta de acuerdo con los temas y preguntas que el grupo de ciudadanos estableció previamente. Se acordó aplicar las encuestas por el mismo grupo de ciudadanos que la diseñó. En total se aplicaron 100 encuestas.

 

Cuarto tiempo. Aplicación de encuestas organizada alrededor de 10 indicadores definidos y propuestos por el grupo de ciudadanos. Posteriormente, se organizaron los resultados de la encuesta diseñada y aplicada por los ciudadanos.

 

Quinto tiempo. Realización del análisis comparativo entre la encuesta aplicada en el segundo tiempo y la realizada en el cuarto tiempo. Elaboración de las conclusiones de la investigación.

 


 

 

Resultados y discusión

 

Como se mencionó en el apartado anterior, en el segundo momento se aplicó una encuesta a la comunidad. En la encuesta inicial, la comunidad debía señalar la existencia o no de los indicadores y su nivel de calidad, como se aprecia a continuación:

 

 

Este tipo de encuesta presentó resultados generales de los servicios públicos asociados a los indicadores como se muestra a continuación:

 

 

Las apreciaciones que la comunidad presenta frente a los indicadores de los mismos servicios públicos son más completas, desde lo que revela la encuesta diseñada por ellos mismos. A continuación, se muestra la encuesta diseñada por la comunidad:

 

 

Al contrastar los resultados de las encuestas, se aprecia que estos tienen un sentido diferente. Por ejemplo, con relación a la primera pregunta se encuentra que en la primera encuesta los resultados sobre los servicios públicos y otros aspectos consultados fueron valorados con una calificación entre bueno y regular; en contraste, para los mismos servicios, en la segunda encuesta los resultados otorgan a estos, calificaciones entre desfavorable y malo.

 

 

La calificación por sastifacción se definió con la siguiente escala:

 

       25%----------------------50%-----------------------75%-----------------100%

Desfavorable                                      Favorable

 

En este orden de ideas, para el servicio de agua, el 42,75 % de los encuestados calificó el servico como desfavorable, el mismo porcentaje de la comunidad otorgó una calificación de malo.

 

 

Al contrastar el total de preguntas, se puede observar una constante en este sentido, como se aprecia a continuación:

 

 

Como se mencionó, cuando el ciudadano tiene más opciones de identificar algo que le sucede, su respuesta es más detallada y con ello una opinión más completa, más cercana a su realidad. Es decir, que, a mayor número de opciones de respuesta, más posibilidades tiene el ciudadano de considerar o tomar en cuenta aspectos que antes no había pensado o en los que no hubiese reflexionado. En otras palabras, puede ser que en una vivienda el agua llegue con olor desagradable y eso hace que se no tome en cuenta la frecuencia con que se dispone del líquido. Este fue un elemento que el grupo focal tomó en cuenta. Es decir, que la encuesta no fuera tan genérica, sino más puntal, de tal manera que incluyera la problemática que se vive cotidianamente.

 

Las diferencias obedecen principalmente a que la primera encuesta es genérica y tiene que ver con la percepción del ciudadano, con sus preocupaciones relevantes, que le llevan a estimar si el servicio es bueno, malo, etc. La segunda encuesta, al ser elaborada por ciudadanos, mostró gran preocupación por señalar los problemas que presentan los servicios de manera puntual, aun así, no se abordaron todos, sino aquellos que afectan más recurrentemente. Es fácil notar en la comparación, que los resultados de la segunda encuesta son generalmente malos. Es decir, las valoraciones tienden a ser negativas. Otro aspecto relevante que resulta valioso destacar, tiene que ver con que la ciudadanía decidió incorporar como una de las categorías de la segunda encuesta el cuidado del ambiente, lo cual no aparece en la primera encuesta.

 

Como lo afirma Perero (s.f.), de manera tradicional, los gestores públicos han evitado procesos de participación social esgrimiendo diversas razones como las que se enumeran a continuación:

 

• “El gran público es ignorante”.

• “El coste del tiempo que hay que invertir en el proceso de participación es desproporcionado respecto a los beneficios esperables”.

• Los gestores suelen considerar que son los que tienen la responsabilidad de emitir un juicio profesional.

• Se tiende a considerar que las instituciones gubernamentales tienen obligaciones legales que no pueden ser transferidas a nadie.

 

La participación de la ciudadanía de manera activa en la elaboración y aplicación de indicadores ofrece: democratizar el modelo, no solo en la consulta, sino en la práctica del indicador, al ser los propios ciudadanos que lo diseñaron, quienes lo ponen a prueba. Los indicadores responden de mejor manera a lo que ocurre; se establece una nueva de forma de diálogo ciudadano en torno a los servicios que ofrecen los organismos estatales o privadas, ya que se supera la percepción.

 

Aunque la participación de los ciudadanos no fue en un número significativo, es importante señalar que dada la falta de experiencia de los participantes y de la población en involucrarse en actividades de este tipo, se considera que es un punto de partida. Se está sembrando una semilla que se espera germine y se vuelva una práctica común que empodere a los ciudadanos en algo que gradualmente se fue perdiendo. Hoy por hoy se informa, en el mejor de los casos, sobre lo que se va a hacer, cuando se trata de consultar si las personas están de acuerdo en lo que se hará, pero sobre todo que participen en el diseño y aplicación de la consulta. Una acción de este tipo legitima los actos de gobierno y los resultados de la consulta misma.

 

Los resultados de la consulta en términos ciudadanos trajeron consigo un elemento fundamental: que el conocimiento de la ciudadanía debe ser tomado en cuenta (Merino, 1995), no de manera general o partiendo de rumores, sino detallando hasta donde sea posible la problemática existente, que afortunadamente o desafortunadamente lo sabe el que la vive. En el presente ejercicio investigativo, los ciudadanos intercambian información y experiencias al interactuar, lo que hace sólidas las preguntas a realizar y con ello el indicador a proponer.

 

Muchas veces la realidad de lo que vive una comunidad es un secreto a voces, todos lo saben, pero oficialmente no existe; y como no existe, no es tomado en cuenta para ser consultado, evaluado y mucho menos solucionado. La consulta a la ciudadanía lleva a incorporar situaciones que de otra manera jamás trascenderían el saber de las comunidades.

 

Se pueden encontrar autores que consideran que este ejercicio es infructuoso principalmente porque no debe ser responsabilidad de las comunidades sino de las propias autoridades u organismos especializados e independientes. En ese orden de ideas, cabe anotar que las personas participantes en el diseño y aplicación de la encuesta, se preguntaron qué sentido tenía el ejercicio si al final no sería tomado en cuenta por las autoridades.

 


 

 

Conclusión y recomendaciones

 

A manera de conclusión se puede afirmar que existen tres posiciones fundamentales con respecto a las actividades realizadas: los ciudadanos deben participar en los actos de gobierno; la ciudadanía, al elegir sus representantes, muestra su conformidad con los planes y actos de gobierno; se le asigna un rol de vigilante, pero sin involucrarse de manera directa; debe ser además informada de lo que se hará. Hoy por hoy, la democracia representativa es seriamente cuestionada, porque transfiere el poder ciudadano a personas y grupos políticos que en ocasiones no actúan para responder efectivamente a quienes los eligieron; en consecuencia, la democracia participativa ofrece más ventajas y posibilidades de vigilancia, que es el sentido de la propuesta en el que este proyecto está inmerso (Velásquez, Martínez, & Cumsille, 2004). Los problemas de una ciudad son técnicos, pero sobre todo son humanos: se traducen en prejuicios y aprendizajes que lesionan a la ciudad al individualizar la participación y las decisiones, olvidando el sentido social de la propia ciudad.

 


 

 

Referencias Bibliográficas

 

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Magíster en Educación de Adultos. Docente de la Facultad de Ciencias Ambientales. Universidad de la Costa; e-mail: jmarquez22@cuc.edu.co Identificación ORCID: 0000-0001-6936-1005.


 

Agradecimientos

 

Yusellys Bachelleth, Edna Miranda, Alcaldía del Municipio de Malambo, Atlántico.

 


 

 

Potencial conflicto de intereses

 

No existen conflictos de intereses.

 


 

 

Fuentes de financiación

 

Convocatoria INDEX-9 del año 2014-2015 de la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad de la Costa, Barranquilla. Colombia.

 


 

Para citar este artículo: Márquez-Escárcega, J. L. (2017). Participación ciudadana en la elaboración de indicadores para la evaluación de la gestión ambiental sostenible. Revista Luna Azul, 45, 252-265. DOI: 10.17151/luaz.2017.45.13