PRÁCTICAS SIGNIFICATIVAS EN ECOLOGÍA EDUCATIVA: CONSTRUYENDO ESCENARIOS DE PAZ1

 

Napoleón Murcia Peña2 

Nataly Vanessa Murcia Murcia3 

 

 

Recibido: 28 de marzo de 2017, Aceptado: 21 de mayo de 2019, Actualizado: 18 de junio de 2019

 

DOI: 10.17151/luaz.2019.49.1

 

RESUMEN

 

El artículo muestra los resultados del estudio “Habitar la ciudad desde prácticas sociales significativas en ecología para la construcción de paz, convivencia reconciliación y educación ciudadana en Florencia-Caquetá. Taller teórico-práctico de seguridad alimentaria y asociatividad desarrollado en la Universidad de la Amazonía. Se muestra el acuerdo social y el reconocimiento como categorías centrales que objetivan la paz y desde las cuales se ha logrado trasformar las realidades de los actores sociales en torno a una dinámica fundamental: “la olla comunitaria”. Siguiendo el enfoque de complementariedad y sus diseños emergentes, el estudio se fundamentó en las teorías del construccionismo social y, en particular, en la teoría de los imaginarios sociales expuesta por Castoriadis.

 

Palabras clave: investigación ecológica, desarrollo sostenible, consolidación de la paz, escuela dinámica, educación.

 

MEANINGFUL PRACTICES IN EDUCATIONAL ECOLOGY: BUILDING PEACE SCENARIOS

 

The article shows the results of the study "Inhabiting the city from meaningful social practices in ecology for the construction of peace, coexistence, reconciliation and citizen education in Florencia, Caquetá:" Theoretical workshop on food security and associativity "developed at Universidad de la Amazonia. The social agreement and the recognition of the central categories that objectify peace, and from which it has been possible to transform the realities of the social actors around a fundamental dynamic,  “the community pot”,  are shown. Following the approach of complementarity and its emerging designs, the study was based on theories of social constructivism and, in particular, on the theory of social imaginaries exposed by Castoriadis.

 

Key words: ecological research, sustainable development, peacebuilding, dynamic school, education.

 

 


 

 

INTRODUCCION

 

La paz, concepto que se ha dimensionado en Colombia fundamentalmente desde las prácticas sociales, ha sido analizado desde diversas perspectivas, algunas de las cuales serán expuestas en el presente texto pero, sobre todo, con el interés de plantear aquellas referencias asociadas con la ecología y que están configurando formas importantes de ser/hacer y decir/representar las prácticas sociales ecológicas en clave de paz.

 

En este orden de ideas, se eligió una experiencia significativa que fue seleccionada durante el recorrido por aquellas prácticas sociales que desde la ecología están aportando de forma efectiva a los procesos de educación para la paz y que pueden ser un importante puntal de apoyo para la configuración de una escuela diferente en Colombia: una escuela dinámica que se configure y trasforme en la dinámica misma de las configuraciones y trasformaciones sociales. Realizar el aporte desde la ecología para la configuración de esta nueva escuela, tal y como lo propone el programa de investigación donde se ubica este proyecto, es de enorme importancia para la educación en contexto, siempre que es en estos escenarios de la práctica social donde configuramos nuestras subjetividades pero, a la vez, ayudamos a configurar las realidades sociales (Murcia, Jaimes y Gómez 2016).

 

Justamente, en los rastreos por las investigaciones que en ecología se desarrollan, se encontraron estudios sobre ecología y paz como una tendencia que sin duda comienza a marcar una época de reconocimiento social de este campo en la última década. En ella aparece la ciudadanía como esa inclinación de privilegio (que es una categoría explícita en cualquier consideración de paz), y aunque en los objetivos de la mayoría de los estudios rastreados buscan niveles diagnósticos y los métodos de corte empírico analítico, las teorías que cruzan gran parte de los análisis son de corte sociológico, lo cual corrobora la tendencia emergente hacia una ecología social (Murcia y Murcia, 2016).

 

Por otra parte, la revisión muestra que se comienza una incursión importante de los asuntos de la ecología al campo de la educación, la mayoría de ellos apuntan a dinamizar actividades o si se quiere prácticas sociales con miras al cuidado y conservación del medio ambiente. En menor proporción, otros analizan la relación existente entre la sociedad y la ecología, su interacción, los problemas de deterioro ambiental, la proveniencia de la contaminación y en muy pocos casos se refieren a los conflictos sociales entre la ciudadanía (Ospina y Murcia, 2012).

 

Dado que la información aquí recabada pretende constituirse  en un aporte para un programa de investigación que busca proponer una escuela dinámica para la paz en Colombia, se realiza un análisis de algunas críticas a la educación colombiana dado que en la mayoría de las escuelas se habla del fracaso del modelo educativo porque no solo no desarrolla de forma efectiva las competencias definidas, sino también por el excesivo interés en el desarrollo de competencias centradas en las dinámicas del mercado, privilegiando áreas como el español y las matemáticas (De Zubiría, 2014).

 

El problema es que cuando se buscan antecedentes respecto de esta situación, los asuntos planteados como problemática persisten, pues los estudios que en Colombia se realizan están centrados fundamentalmente en el análisis de procesos de pensamiento cognitivo (así sea crítico) y reconocimiento de herramientas didácticas que fungen como mecanismos de control y expresión de poder y represión; los estudios de Ospina y Murcia (2012) y Murcia, Jaramillo y Mazenett (2014), así lo dejan entrever.

 

Posiblemente, la respuesta a esta crisis que vive la escuela en Colombia esté en las experiencias que las diversas comunidades han tenido con relación a procesos educativos que como prácticas sociales han generado verdaderas transformaciones en ellas, por lo que la ecología puede aportar grandes experiencias para tal propósito. En estas prácticas sociales, además de las transformaciones reales de largo aliento, se han generado procesos de aprendizaje situados que podrían dar pistas importantes para la transformación de la escuela. La práctica social, en el estudio, es asumida como expresión de humanidad y no como mera actividad mecánica. Esto es que considera la compleja articularidad y multiformidad que implica el realizar una práctica social en tanto ella es expresión de los imaginarios sociales de los actores que la realizan  (Ver Murcia et al., 2016).

 

En este sentido, la práctica social es manifestación de la acción proyectada que, como lo establece el mismo Schutz (2003), surge de la conciencia; pero aquí se trataría de una conciencia colectiva sobre el mismo mundo de la vida, que dinamizada en unos motivos, se convierte en acción, así en la voz del autor: “Los motivos y los objetivos forman parte de la conducta del otro de forma tan ineluctable como de la nuestra” (Schutz, 2003, p. 23).

 

Asimismo, la escuela4 es asumida en el estudio como un escenario simbólico devenido de las significaciones sociales que a su vez la ayuda a configurar; lo anterior por cuanto la escuela es una institución configurada a partir de las motivaciones, convicciones y creencias de la sociedad sobre el ser humano y el mundo. Desde ellas las sociedades crean unas determinaciones funcionales que hacen posible que el desarrollo de la institución creada se dinamice en el marco de las libertades y límites que estas significaciones han catalizado. Se asume como eje teórico de análisis la teoría de los imaginarios sociales. Es posible encontrar esta perspectiva al definir la naturaleza de los imaginarios sociales y de sus entidades: las instituciones imaginarias sociales (Poirier, 2006; Castoriadis, 1983; Shotter, 2001).

 

En esta misma dirección, el concepto de ecología no puede ser otro que un campo de análisis que se asume en este artículo como el estudio del ser humano en sus múltiples relaciones con su entorno; así la ecología hace parte del “ser humanos” pues además de nacer en un entorno determinado este entorno ayuda a definir las particularidades de quienes-son en él.

 

No es entonces la ecología un adjunto a la vida humana, sino que hace parte de ella no solo para vivirla sino para “habitarla” en tanto parte de nuestra forma de ser, sentir y hacer en el mundo. Habitamos la ecología y por eso todo lo que hacemos o dejamos de hacer con el escenario donde somos nos afecta. Si alteramos positivamente el ambiente, nos estamos alterando de forma también positiva, como seres de este planeta; pero si la alteración es negativa los efectos de ella lo sentimos directamente en nuestra naturaleza de humanos (Flórez, 2013).

 

Es de considerar que, en lo relacionado con el concepto de paz no se puede desconocer una tendencia de gran fuerza histórica: el concepto de paz negativa desarrollado por Thomas Hobbes, desde el cual esta palabra está definida por la fuerza de la naturaleza humana; el ser humano históricamente está orientado a la guerra bien como mecanismo de defensa, o buscando satisfacer los deseos de poder y dominio sobre los otros seres humanos: “Cada hombre debe procurar la paz hasta donde tenga esperanza de lograrla, y, cuando no puede conseguirla, entonces puede buscar y usar todas las ventajas y ayudas de la guerra” (Hobbes,1990, p. 120).

 

Pese a que la perspectiva de Hobbes ha guiado las dinámicas de los imperios y guerras en el mundo, muchos otros se fundan en la apuesta de paz por medios pacíficos propuesta por Johan Galtung (2003), y que algunos han considerado como la paz positiva. En esta racionalidad la paz se busca en la paz misma; según esta perspectiva, cuando aparece el conflicto es necesario intervenirlo antes de que surja la respuesta violenta. El autor hace una analogía con los estados adecuados de prevención de la enfermedad, pues si la enfermedad se interviene cuando aparecen los primeros síntomas es factible controlarla mejor que cuando esta ya se ha desarrollado, caso en el cual la cura es más costosa y genera más riesgos al paciente. Una vertiente derivada de la perspectiva anterior es la idea de paz imperfecta que está desarrollando el grupo de la Universidad de Granada en España dirigido por Francisco Muñoz. Para ellos la paz es un proceso complejo que se va construyendo poco a poco desde acuerdos que implican momentos de paz y guerra, pero que siempre estará en búsqueda del equilibrio (Muñoz, 2004; Muñoz y  Molina Rueda, 2010).  

 

Se asume que la paz es una categoría social que implica unas características que se configuran en la dinámica propia de las comunidades que la ejercen. En ella la posibilidad de convivencia proactiva y pacífica no implica total ausencia del conflicto, pues es posible generar actividades de paz en medio de este. El conflicto entonces es, en esta racionalidad social, posibilidad de reconocimiento de generadores y atenuantes, entre los cuales se encuentra, entre otros, la equidad, la reconciliación, la solución negociada de conflictos, la solidaridad, la educación ciudadana. Estas categorías son subsidiarias de lo que llamamos paz, en tanto ellas ayudan a disminuir el conflicto y posibilitar situaciones de paz. Otra categoría subsidiaria de la paz corresponde a su origen y naturaleza es la alteridad. Para su análisis se asume la lógica de la alteración en Castoridis  (2008), el tiempo como alteración y el otro (ser) como creación y la lógica de la acogida (Skliar 2009).

 

Ejercitar la reflexión, practicar el espíritu de convivencia. Respetar el entorno, tanto cultural como social y ecológico, es trabajar por la paz, una tarea inesquivable. Y en esta tarea es absolutamente necesario creer en ella, puesto que, pese a sus dificultades, resulta posible, al menos, emprender el camino. Un camino plagado de dificultades, es indiscutible, pero que con conocimiento, voluntad y motivación es posible recorrerlo con éxito sin olvidar que la paz comienza por uno mismo. (Bouché, 2003. p. 42)

 

En este sentido, es ineludible crear en la sociedad una cultura de paz donde se eduque para el respeto por el otro y por uno mismo, porque desde ahí se puede empezar a construir lo que es la paz; por consiguiente, se hace necesario que desde la familia y desde la escuela se generen valores y se eduque con amor hacia el prójimo porque al parecer el mundo está carente de ello.

 


 

METODOLOGÍA

 

El enfoque que orientó el estudio fue el de la complementariedad propuesto por Murcia y Jaramillo (2008), toda vez que en su esencia asume la complejidad de las realidades sociales y humanas y la articulación reflexionada de teorías y métodos en la búsqueda de soluciones también complejas que den cuenta de las dimensiones de los objetos y problemas considerados. En el proceso, el diseño corresponde estrictamente a la naturaleza del objeto y dimensiones del problema, en consideración a lo cual se siguió el diseño propuesto por Murcia (2011) para el estudio de imaginarios sociales. El procesamiento siguió la lógica de la teoría fundamentada de Strauss y Corbin (2002) ceñida a algunas modificaciones planteadas desde el diseño de la complementariedad. Desde este se direccionó en la búsqueda de las prácticas significativas para la construcción de paz a partir de la ubicación de sus dimensiones como práctica social: objetivación, anclaje y significación.

 

En esta racionalidad, en el proyecto se plantearon dos momentos de investigación:

1. Reconocimiento del escenario de práctica social. 2. Análisis de las condiciones de significación, objetivación y anclaje de la práctica (saturación teórica).  El método utilizado para la organización de la información fue por categorización con el Atlas ti y su análisis según las funciones del discurso, referencial, pragmática y expresiva (Iñaqüez, 2006).

 


 

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Momentos del proceso: reconocimiento de los escenarios sociales y saturación teórica

 

Buscando la práctica social acorde con las exigencias definidas en términos de que tuviese categorías desde las cuales se objetivara la paz (objetivación), se realizaron entrevistas a los líderes de las cuatro comunas de Florencia pero no se encontró práctica social alguna que cumpliera con este requerimiento. Posteriormente, en conversación con profesores de la Facultad de Ciencias Naturales, se localizaron dos experiencias significativas de las cuales se seleccionó una que se proyectaba como posible práctica social. Se realizó una entrevista en profundidad al líder, profesor de la Universidad de la Amazonía, para buscar de manera concreta las categorías desde las cuales se objetivaba la paz en la experiencia. Se procesó la entrevista siguiendo la lógica del microanálisis para definir las categorías a saturar en el trabajo de campo (saturación teórica).

 

En correspondencia con lo anterior, la práctica social considerada se enfocó, principalmente, en el trabajo conjunto con la comunidad de las dos veredas, especialmente  Balcanes y Germania, ubicadas en el corregimiento de Venecia del municipio de Florencia. En esta población de parcelaciones que se reubicaron hace aproximadamente unos 40 años  por medio del INCODER –en ese tiempo INCORA,  quienes asignaron unas parcelas a diferentes personas desplazadas o víctimas del conflicto de manera gratuita con el ánimo de ayudar a las personas que llegaron a este lugar– cada familia había emprendido diferentes caminos para sobrevivir en el campo: unos por la ganadería, otros por sistemas productivos, otros por la parte ecológica, etc. Dadas estas condiciones, las familias eran muy dispersas. En una ocasión buscaron unirse con una red pastoril, pero la idea no funcionó. Luego de todo esto, la Universidad de la Amazonía decidió retomar estos procesos y emprender proyectos de asociatividad para la seguridad alimentaria con la comunidad, buscando sobre todo un ambiente de cooperativismo. Se dio todo un proceso de organización con las familias, planeación de reuniones y de ellos surgió la idea de una olla comunitaria. Desde ahí se logró articular la comunidad y emprender trabajos para el cuidado ambiental, elaboración de huertas ecológicas para su alimentación, arreglo de suelos, entre otros, generando un ambiente agradable entre los vecinos, confianza y trabajo en equipo, lo cual permitió mejorar su convivencia y solucionar sus problemas de forma autónoma.

 

La práctica social llevaba más de dos años y por tanto tenía ya un anclaje social (una de las condiciones exigidas para que fuera una práctica social). Además el procesamiento mostró pronto algunas categorías desde las cuales se objetivaba la paz en términos del líder: procesos de convivencia con las comunidades, compartir las experiencias, solucionar problemas desde los diálogos, buscar en lo que la gente sabe para mejorar la seguridad alimentaria de las familias de esta comunidad.

 

Tanto la entrevista como el procesamiento (microanálisis), se realizaron siguiendo las funciones básicas del discurso (expresiva, pragmática y referencial), en tanto estas aportaban elementos para un procesamiento y recolección adecuada. La función referencial para reconocer el ser de la práctica social, la función expresiva buscando la profundidad de sentimiento-reflexivo sobre las particularidades de ese ser y la pragmática orientada a descifrar las trasformaciones y proyecciones de trasformación de las prácticas convencionales.

 

Las categorías configuradas desde esta primera aproximación generaron un esquema que define la mirada del líder respecto de los procesos que desarrolla con la comunidad en el proceso de mejora de la seguridad alimentaria:

 

 

 

Red semántica 1. Realidad desde la perspectiva del líder

(Fuente: Murcia y Murcia, 2016)

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Descripción y análisis en la voz del actor social

 

La realidad está configurada por la experiencia lograda en el programa, en términos de la estrategia metodológica utilizada por el líder, en la cual es la comunidad la que define dichas estrategias bajo su compañía. Es desde sus propios intereses que definen los encuentros, la frecuencia de las prácticas y la aplicación centrada en el saber de las comunidades.

 

El otro extremo de la experiencia es la descripción del contexto en el cual los integrantes del grupo son adultos trabajadores del campo convocados y organizados desde la Junta de Acción Comunal quienes tenían muy escasa experiencia en asociatividad y lograron fusionarse en torno a una idea de seguridad alimentaria, desde la olla comunitaria que era un evento central en las reuniones que congregaba a las comunidades. Un relato del líder muestra la necesidad de reorientar la idea inicial planteada y la forma como fueron adoptando diversidad de dinámicas para lograr la compenetración con las comunidades:

 

Cuando se inició pretendíamos trabajar con proyectos productivos, directamente empezar a formular proyectos con ellos, pero la experiencia nos mostró que no estaban preparados para ello, que deberíamos primero asociarlos, organizarlos. La meta era tener un resultado tangible que era la organización, porque de eso depende un proceso continuo y que haya una armonía entre ellos. Surgió la idea de una Olla comunitaria en torno a la cual nos reuníamos. Tardamos un año para eso; organizándolos, trabajamos con la participación fuerte de la comunidad: no se imponía nada, se implementaban herramientas participativas (…). En este marco hubo un evento que se realizó de manera participativa, del que tenemos evidencia, y a su vez ellos se sintieron muy contentos, ese evento fue denominado “Agroecología, música y paz”. Ahí miramos personas que saben de agroecología de los mismos productores que participaban, llevamos la banda musical de vientos de la UNIAMAZONIA con un grupo de música campesina que son los hermanos Ramos, estuvieron interactuando en un día y compartiendo con olla comunitaria con los grupos de música. Los campesinos pudieron coger instrumentos, pudieron tocar, pudieron comparar de lo que sucede con una comunidad desorganizada a una banda desorganizada, entonces el maestro les indicaba que cada instrumento se afinaba de forma diferente, cada uno tiene notas diferentes dentro de una canción;  pero si cada uno quería sonar más duro que el otro, o si cada instrumento  no escuchaba al otro para tocar en su debido momento, no se iba a escuchar o se escucharía algo muy feo, que es ahí donde deberían ponerse de acuerdo la banda musical si querían sonar bien; entonces ellos entendieron que lo mismo sucedía con la comunidad, que cada uno cumple una función diferente y todo suena diferente, pero si todos se ponen de acuerdo para escuchar una misma canción en el momento, iban a sonar bonito y todo les iba salir bien(…), así trabajamos temas como la paz, la solución de conflictos mediante el diálogo, el ponerse de acuerdo (…). Los maestros decían los instrumentos hablan cuando están tocando, ahí están diciendo notas y están hablando en algún tono que la comunidad también lo debe hacer de esta manera, a partir de esto ellos están mejorando la convivencia, reconociendo al otro. Ellos manifiestan que llevaban tiempo e incluso meses que cada uno llegaba a su finca, hacían sus labores y luego salían por sus carreteras y nunca se acercaban donde los vecinos ni nada; no compartían, pero cuando se hacen estas reuniones de Ollas comunitarias, ellos se integran con lo que pueden llevar, así sea que se cuenten chismes pero lo bueno es que entienden que cada uno aporta su parte de acuerdo a lo que puede y que en la organización de la Olla hay armonía, diálogo. Entendieron que por ejemplo, la comida es el punto de encuentro en una familia, el punto de encuentro es la mesa donde se sientan a comer; cuando suceden estas reuniones se dan cuenta ¿qué está haciendo cada uno de sus vecinos?,  y eso les permite aportarle y que su vecino le aporte algo. (L1-09, comunicación personal, 23, 07, 2016)5

    

El anterior  relato deja entrever la potencia de los escenarios más sencillos como la Olla comunitaria para romper el muro de la indiferencia frente al otro y las múltiples actividades que se pueden realizar desde campos tan diversos como la música para dar a comprender la necesidad de re-conocerse en sus diferencias.  Es por demás evidente que esta es una práctica social de alto impacto para estas comunidades y que la voz del líder está configurada con el propósito explícito de organizar a las comunidades buscando acciones e interacciones relativas a la paz.

La práctica social implicó entonces, la comprensión de un mundo intersubjetivo “el cual no es mío privado sino común a todos nosotros” (Schutz, 2003, p. 206), que se da desde la   comprensión de la lógica construccionista como un mundo dinámico en el que la realidad se construye desde múltiples subjetividades.

 

Realidad desde la perspectiva de los actores sociales (configurando la realidad social)

 

Revisada esta categoría de la realidad desde el líder, se realizó el proceso de saturación de las categorías centrales, para lo cual se acudió a la triangulación con algunos actores sociales de la práctica analizada. Para la selección de los actores que darían información se tuvo en cuenta dos criterios fundamentales: la permanencia mínimo de un año en la práctica y el deseo y posibilidad de confiar la información. Tal y como lo proponen los autores del enfoque de complementariedad,

 

Configurar una realidad implica armar el entramado de relaciones de cada elemento que la conforman. Lo anterior, se logra a partir de las pre-categorías encontradas en la pre-estructura a través de un proceso de búsqueda minucioso sobre cada una de estas.

 

 

 

Red semántica 2. La práctica desde los actores sociales.

(Fuente: Murcia y Murcia, 2016)

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Se nota en el esquema que la voz de los actores apoya las pre-categorías definidas desde los relatos del líder de la práctica, aunque los códigos desde los cuales se hacen evidentes las precategorías cambian en su propio lenguaje. En las estrategias metodológicas asumen que se hacen las reuniones desde estrategias de alta participación, en el marco de las cuales se escucha, observa y pregunta, asumiendo de forma relevante cómo han logrado acuerdos tanto en la seguridad alimentaria como en las formas de convivencia social con orientación profunda hacia la paz.

 

Por lo tanto, en torno a la estrategia central “la Olla comunitaria”, no solo se comprendió la dinámica social sino que también se aprendió a compartir y a reconocerse en sus diferencias y posibilidades. “Bueno, pues hacemos todos la Olla y cada uno lleva lo que puede para poder estar ahí. Lo importante es estar ahí” (A4-100, comunicación personal, 24, 07, 2016). Re-conocer, no como etiquetar a todos con las mismas funciones, no como universalizar con los mismos deberes, sino desde lo que cada uno tiene como particularidad, como posibilidad. El verdadero re-conocimiento no se da cuando se etiqueta en universales, tal y como lo afirma Murcia y Jaramillo (2017), sino cuando se proyecta el otro desde su radical particularidad.

 

En el contexto, se corroboró la participación activa desde las experiencias de los participantes, la construcción común de los procesos y conceptos, la opción de ver en el otro su potencial fue otra de las posibilidades claramente generadas en el proceso de seguridad alimentaria documentado. En un relato que sintetiza estas afirmaciones un actor expresa: “Nosotros intervenimos participando, por ejemplo, vamos donde los vecinos y observamos cómo lo hacen y eso con lo que nos toque sembrar, pues lo sembráramos así, también en los encuentros” (A3-105, comunicación personal, 23, 07, 2016).

 

Corroborando lo dicho por el líder, un actor expresa: “Así como la ve acá nos reunimos, escuchamos, de pronto aportamos alguna idea”. Otro dice “Los participantes de la experiencia, le ponen mucha atención a las charlas, le ponen atención a los que tienen la experiencia” (comunicación personal, 24,07,2016)

 

Pero más que la experiencia de reconocer al otro por lo que es y que se han logrado escenarios de participación y el respeto, los actores sociales de la experiencia asumen una fuerte convicción y creencia que la unidad y la participación y la solidaridad son las claves para generar acciones tendientes a asegurar su futuro alimentario. En algunos relatos se destaca:

 

Si usted me pregunta cómo era antes la realidad en cuanto a la parte social, yo diría que esto por aquí era malo, por acá tocaba pagar vacunas, por acá incluso se vieron masacres; acá se vieron masacres, la señora vive por acá y están en eso de favorecimiento de las víctimas, en otra parte llegaron hasta matar 7 u 8 personas de una sola familia a veces por una calumnia algo así; hace unos 10 o 12 años atrás a todo mundo nos tocaba salir a pagar extorciones y todo eso, no podríamos vivir en paz, nunca yo vi esto de la seguridad alimentaria. (B5-85, comunicación personal, 23,07,2016)

 

Cómo reflexionan y proyectan la realidad (funciones expresivas y pragmáticas)

 

Pero ¿qué sentimientos surgen de la experiencia que se está viviendo y cómo se proyectan las personas que están viviendo esta práctica social? En el momento anterior de la investigación (configuración de la realidad) se muestra cómo es la realidad, asumiendo como problema central el ser de la realidad, apoyados en la función referencial del discurso; en este tramo del estudio se busca otra dimensión de la realidad analizada, la dimensión expresiva que nos permite acceder a esas significaciones que las comunidades tienen sobre el ser de la realidad y las posibilidades que este ser tiene como posibilidad de llegar a ser. Esto es lo que se proyecta como posible.

 

En ambos casos, se parte de reconocer que las realidades sociales se configuran en medio de las conversaciones más comunes, de eso que Shotter (2001) denominó el bullicio de lo cotidiano. En este bullicio es donde se expresa no sólo el ser de las realidades sino y con fuerza el sentir frente a estas realidades, por lo cual su dinámica es epicentro en la configuración de los imaginarios sociales, de esas convicciones y creencias que guiarán las acciones e interacciones de las personas.

 

Estos sentidos sobre esa realidad configurada en la práctica social documentada se muestra en el siguiente aparte del texto.

 

 

 

Red semántica 3.  Perspectiva del líder

(Fuente: Murcia y Murcia, 2016)

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Las generalidades del esquema definido desde los relatos del líder muestran un eje problemático planteado ya desde el ser de la realidad, relacionado con las comunidades beneficiadas, la falta de asociatividad y la falta de trabajo en equipo que tenían las comunidades y los problemas que esto traía al grupo de campesinos involucrados en la experiencia.

 

Por otro lado, en lo referente a su rol en el proceso se describe como facilitador con gran vocación de servicio a las comunidades, asociado con un profundo sentimiento de servicio a la comunidad. Estas motivaciones y creencias lo llevaron a realizar la práctica social objeto de documentación.

 

Pero además, nota que en esta práctica las comunidades y el líder configuran sentimientos encontrados frente al trabajo realizado que oscila entre la profunda motivación por la gratitud, la admiración, el sentimiento de pertenencia, la alegría, agrado, amistad, la cooperación o el aprecio; frente a algunos sentimientos de desmotivación por el desinterés de los organismos del estado o la ingratitud de algunos actores sociales.   

 

En sus palabras expresa la convicción profunda de ceder la palabra como criterio central de su labor: “Si no escuchamos las necesidades realmente de la población, es quedarnos con el conocimiento para cada uno; pero si no enseñamos a escuchar, igual es ser egoístas” dice el líder social, (comunicación personal, 13, 07, 2016). Justamente por eso la propuesta de considerar diversas formas y métodos que lleven a trasformar ese ambiente de desconfianza, desinterés y egoísmo que existía en las comunidades difundido por las diversas acciones de la violencia armada en la zona: “Hemos utilizado el libro de las 80 herramientas participativas. (Líder, comunicación personal, 13, 07,2016)

 

 

 

Red semántica 4. Perspectivas de los actores sociales.

(Fuente: Murcia y Murcia, 2016)

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La red semántica muestra efectivamente que el sentimiento de las comunidades coincide con lo planteado por el líder, toda vez que ellos manifiestan sentirse identificados con la propuesta no solo por lo que ella ha logrado en términos de la teleología central “mejorar la seguridad alimentaria”, sino y sobre todo por la forma como se ha realizado y los valores asociados que ha permitido. La alegría y felicidad del encuentro, la satisfacción y gratitud ante un líder que ha logrado ser reconocido como tal por sus enseñanzas y la forma horizontal como asume los procesos haciendo de ellos actores importantes en la solución misma de las dificultades.

 

En el relato de un campesino se expresa, en sus palabras, esa opción de reconocimiento que se ha generado en la comunidad:

 

Cuando uno viene, se va como con mucho entusiasmo a hacer las cosas en la casa, entonces voy a sembrarme aquí la mata de cilantro de lo que sea; entonces se va uno como lleno de entusiasmo, de ánimo y cuando no vengo, siempre yo pienso que habrán dicho que habrán aprendido que se habrá hecho, entonces venir acá lo llena a uno de satisfacción porque aprende muchas cosas. (CL-5:13, comunicación personal, 15, 07, 2016)

 

El proceso se ha convertido en un anclaje de la vida cotidiana, un proceso que ha logrado trasformar efectiva y eficientemente las prácticas sociales de las comunidades de esta zona.

 

 

 

Red semántica 5. Las trasformaciones en la voz del líder

(Fuente: Murcia y Murcia, 2016)

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En un primer plano, pese a que en las referencias y sentimientos sobre esta práctica se viene insinuando la trasformación, en este cuadro se representan las categorías centrales desde las cuales ella se manifiesta. Desde la práctica significativa se ha logrado la trasformación de las más profundas convicciones sobre asociatividad; se escucha, se práctica lo aprendido, se trabaja en equipo y se proyecta el futuro de las comunidades en paz. Esto se ha cristalizado en el deseo de construir comunidad, región y paz desde el trabajo en equipo y el acuerdo social. Las trasformaciones son evidentes en el segundo plano del esquema: la convivencia, la comunicación entre vecinos, los cambios de actitud frente a las realidades vividas, la comprensión y armonía, entre otras categorías que son producto de esa nueva forma horizontal y creativa de asociatividad y que defieren además de la seguridad alimentaria verdaderos y efectivos territorios de paz. 

 

En la voz misma del líder, la práctica significativa ha logrado verdaderos procesos de transformación de los imaginarios sociales orientados al reconocimiento de las diversidades que en la comunidad co-existen:

 

Lo más importante es la transformación en sus actitudes, personas que a veces no creen en sí mismas, personas que a veces no creen en su comunidad, no creen en las instituciones;  pero cuando usted empieza a mostrarles resultados y que ellas mismas muestren sus resultados potencializando sus vocaciones, teniendo en cuenta que algunos no les gusta hablar pero también lo representan mediante un dibujo, otras no saben dibujar pero  son buenos voceros, entonces se aprende a que cada persona cumple su función, como los instrumentos en la banda, cada uno desde donde puede aportar. (L1-12, comunicación personal, 13, 07,2016)

 

Es evidente que este re-conocimiento es el primer paso para lograr un camino hacia la configuración de verdaderos territorios de paz.

 

 

 

Red semántica 6. Las trasformaciones en la voz de los actores

(Fuente: Murcia y Murcia, 2016)

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Efectivamente, coincidiendo con los planteamientos del líder, para los actores sociales la trasformación en sus formas de ser, hacer e incluso decir/representar se manifiesta en la fuerza de los nuevos conocimientos adquiridos y la aplicación en la práctica real, en el trabajo mancomunado, en la creencia de que pueden tener un mejor futuro, en la cooperación, unión familiar, en la comprensión de no hacer mal a nadie, entre otras.

 

Las expresiones frente a las trasformaciones desde lo esperado se hacen evidentes en sus expresiones “la paz inicia en casa”, “hemos aprendido a vivir mejor”, “gracias a la unión nadie hace mal a nadie”, “hay unión familiar” que se ven reflejadas en la cooperación y comprensión de los vecinos y en la armonía que se muestra no solo en los momentos de compartir que la experiencia presenta sino en la vivencia cotidiana que las comunidades expresan.

 

En la voz de los campesinos se aprecia:

 

En estos encuentros uno adquiere muchas experiencias que las puede utilizar en su vida diaria en la práctica, en el trabajo diario, porque aquí uno adquiere muchos conocimientos, se cogen muchas experiencias buenas. (CL-6:6, comunicación personal, 15, 08, 2016).

 

Acá ha habido familias que eran totalmente ajenas a la comunidad y uno se va metiendo e inculcando que si se puede trabajar en comunidad, se puede hacer muchas cosas en comunidad y trabajar juntos. (CL-5:19, comunicación personal, 13, 07, 2016).

               

Aprendizajes que además trascienden la seguridad alimentaria y que sobrecogen asuntos de la relación del ser humano con el mundo:

 

Si estamos trabajando como comunidad ecológica, por decir algo, los jóvenes aprendan el problema que estamos en este planeta así del por qué hemos venido sufriendo las consecuencias de lo que nosotros mismos hemos hecho, entonces en buena parte es remediar lo que hicimos hace muchos años atrás. (CL-5:17, comunicación personal, día, mes, año)

 


 

 

Análisis y conclusiones

 

Pese a que el análisis está incluido en los procesos realizados cuando se generan las categorías y sus asociaciones en los esquemas (Strauss y Corbin, 2002), se presenta ahora una síntesis de la dinámica social que se genera en la práctica documentada a fin de facilitar su aplicación en las proyecciones hacia una posible escuela dinámica para la paz.

 

Coordenadas de paz: LA OLLA COMUNITARIA

 

Una práctica social que recoge las más antiguas tradiciones de asociatividad realizada todavía en algunas regiones del país y del mundo. Esas reuniones que invitan a la colaboración y que son, en esencia, la forma re-reconocer la necesidad del otro y la necesidad de estar con otros ayudando a superar dificultades. La Olla comunitaria, una iniciativa que ya ha sido utilizada por muchos investigadores sociales para dinamizar los asuntos del compartir, del estar juntos, del generar iniciativas en común6, pero que en el Caquetá ha sido iniciativa del grupo de seguridad alimentaria, en el marco de la cual se ha generado toda una propuesta de reconocimiento, alteridad y trabajo, y como escenario de encuentro, para hablar de los problemas que los atañen como comunidad expuesta a múltiples situaciones de violencia armada.

 

En su fogón se cuecen cuestiones relativas a la asociatividad como estrategia para mejorar su alimentación que, mezcladas con mucha participación y una adecuada metodología en la que persiste la lúdica y la multiplicidad de estrategias para motivar, se genera una muy buena sazón que alimenta imaginarios de fe en sí mismos, de esperanza y de reconciliación.

 

No basta con decir que una de las estrategias para desarrollar el capital social de un grupo consiste en la Asociatividad, tal y como lo menciona es necesario crear esos recursos asociativos que lleven al grupo a empoderarse de la situación, como lo son las relaciones de confianza, reciprocidad y cooperación, tal y como se ha realizado en la práctica social descrita.

 

Mucho más cuando se quiere construir una cultura de paz, un territorio real de paz. No es la firma de unos convenios lo que genera la paz, ellos son apenas escenarios sociales que posibilitan desarrollar este tipo de procesos, este tipo de prácticas sociales; pues sin estas prácticas efectivas es imposible configurar verdaderos territorios de paz. Con toda razón, Fernández (2006) asume que “la construcción de una cultura de paz requiere principalmente de un compromiso de toda la humanidad. El mundo actual está urgido de una conciencia colectiva al servicio de la dignidad humana” (p. 256).

 

Se muestra cómo el campo de la Ecología es un gran vehículo para formar verdaderos territorios de paz; cómo, pese a las arbitrariedades de la guerra, las personas pueden llegar a creer en ellas y rehacer su dignidad, confianza y esperanza hacia mejores posibilidades de vida.

 

Es por esto que en las experiencias mismas de la vida cotidiana, tal y como lo proponía Shotter, es donde subyace la raíz del conocimiento efectivo, de ese conocimiento de tercer tipo que puede llegar a trasformar una realidad. Castoriadis (1983) lo vería desde el imaginario radical instituyente, como esa opción desde las significaciones logradas en lo más profundo de las personas y que confrontan lo más arraigado como práctica hegemónica: los imaginarios instituidos.

 

La práctica social documentada, sustenta el hecho de que la paz es una actitud del ser humano/social frente al mundo y las relaciones del ser humano con este; asimismo, es una actitud que se busca y se desarrolla, se despierta la actitud positiva hacia el otro, hacia el cuidado del otro como lo propone Lévinas (2014). Efectivamente, lo que se deja entrever en la actitud del líder es esa responsabilidad que parece tener frente al otro y que lo lleva a hacer su vida centrada en estas acciones e interacciones de bien común.

 

Además, es importante considerar que los lugares de las comunidades no necesariamente son los mismo lugares del antes de la experiencia; o sea, la experiencia pedagógica no deviene de las representaciones socialmente incorporadas; por el contrario, esos lugares del ahora, del después de la práctica social, se movilizaron hacia los lugares del maestro, esos lugares donde el otro es importante, generando nuevos lugares desde donde ver, ser y hacer en su comunidad. Esto está en contravía de los hallazgos formulados por Hansen (2013), quien asume que en las nociones de formación y anticipación imaginarias con estudiantes de publicidad, los lugares del docente y del alumno devienen de las representaciones socialmente incorporadas.

 

En conclusión, la experiencia logró evidenciar que los proyectos comunitarios se pueden desarrollar cuando se trabaja en equipo y cuando existe disposición de ayudar y aprender. Ha de reconocerse que se pudo contrastar una práctica cotidiana como re-conocimiento y una práctica de paz innovadora, en la cual, además de solucionar el problema básico de la alimentación, se trasformaron ciertas formas de ser/hacer y decir/representar la realidad.

 


 

 

Referencias

 

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Schutz, A. (2008). El problema de la realidad social. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

 

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Poirier, N. (2006). Castoriadis. El imaginario radical. Buenos Aires, Argentina: Ediciones nueva visión.

 


 

1 El artículo es producto de la tesis de maestría “habitar el país desde prácticas de paz”, en el marco de la red Escuela dinámica por la paz, auspiciada por varias universidades, entre las que se cuentan las que apoyaron este proyecto: la Universidad de la Amazonía, la Universidad Surcolombiana y la Universidad de Caldas, Universidad del Cauca, Universidad Simón Bolívar de Cúcuta, Universidad Católica de Manizales, Universidad del Tolima, Escuela Nacional del Deporte, Universidad Tecnológica y Pedagógica de Tunja, Universidad San Buenaventura, Cali, Universidad de Pamplona, Universidad de Córdoba, Normal Superior de Cúcuta y Red Distrital de Docentes Investigadores REDDI.

 

2 Ph.D Ciencias Sociales Niñez y Juventud, Pos doctor en Narrativa y Ciencia. Universidad Santo Tomás- Universidad de Córdoba. Profesor Titular de la Universidad de Caldas; Director Grupo Mundos Simbólicos: Estudios en Motricidad y Educación; Coordinador de la Línea Educación y Vida Cotidiana, doctorado en Educación, Universidad de Caldas. Maestro de la línea Pedagogía, Imaginarios e Intersubjetividades, doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. CINDE, Universidad de Manizales. napo2308@gmail.com. http://orcid.org/0000-0001-9657-2086. Id Google analyticsn, id. Seguimiento: AU 82272010.

 

3 Licenciada en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, Universidad Surcolombiana. Magister en Educación con profundización en docencia e investigación universitaria.  Universidad Surcolombiana. Docente ocasional tiempo completo de la Universidad de la Amazonía, Florencia-Caquetá.  Integrante de la Red Escuela dinámica para la construcción de paz. Correo: nathalymurcia@hotmail.com. Código ORCID: 0000-0002-0663-2573. Google solar: https://scholar.google.es/citations?user=xf_p3REAAAAJ&hl=es.

 

4 Se asume la categoría “escuela” en la consideración fenomenológica, toda vez que es en ella donde se generan los procesos denominados “educativos” con propósitos de formación.

 

5 Este código corresponde al número del relato (L1-09), definido en el documento primario de la entrevista numero 1 realizada al líder de la experiencia y el número de la página; esto se tendrá en cuenta en los relatos que en adelante sean citados de los actores sociales.  

 

6 La Olla comunitaria de la fundación Caritas en Venezuela, con el propósito de asistencia en comida y salud a los niños y niñas de Santa Lucía en Venezuela (Flórez, 2017). Olla comunitaria: “Una opción de vida en la construcción de la convivencia”de la comisión Vida, Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Cali (Duarte, 2017)

 


 

Para citar este artículo: Murcia, N., Murcia, N.V. (2019). Prácticas significativas en ecología educativa: construyendo escenarios de paz. Revista Luna Azul, 49, 03-20. DOI: 10.17151/luaz.2019.49.1.

 


 

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